Pero Que Hermosas Eran - Joaquin Sabina

Thursday, June 10, 2010

Pero Que Hermosas Eran - Joaquin Sabina

Mi primera mujer era una arpía, pero,
muchacho, el punto del gazpacho. joder si lo
tenía, se llamaba... digamos que
Sofía.

Un mal día me puso las
maletas a los pies de la estatua de un poeta, que
está, inmortalizado, en su glorieta.

Después de, no se asombren, registrar a su
nombre, mi chalet adosado, mi visa, mi pasado, su
prisa y su futuro, dejándome tirado y sin
un duro.

La gota que colmó, damas y
caballeros, el vaso de su amor, fue de colesterol.
Harto, tras dos infartos, de acercarme al
tercero... al sístole y al diástole
de mi corazón le puse un marcapasos, que
andaba con retraso, haciendo interferencias en la
frecuencia del televisor.

Desde que la perdí hasta hoy, pobre de mí, cada
vez más borracho, ruedo de mostrador en
mostrador: jefe: ¿tienen gazpacho?

Pero... qué hermosa era cuando iba de mi brazo por
la acera, ¿ustedes me han mirado?, pedirle
a ese bombón que me quisiera ¿no les
parece que era pedirle demasiado?

Mi segunda mujer era una bruja y yo, tan
mamarracho, que besaba el suelo que pisaba. Se
llamaba... digamos que Maruja.

Aquel día volví pronto del tajo, y, en mi cama,
debajo de un idiota, una dama, en pelotas, se lo
hacía. Y yo que nunca había estado
en una orgía, quitándome las botas,
me dije: "ésta es la mía",
y tanto que lo era, la del tacón de aguja
era Maruja.

"Entre ese idiota y yo, cual
Júpiter tronante, tú eliges"
dije yo, ¿que qué me
contestó? sin dudarlo un instante, "me
voy con el idiota".

Y ustedes, que
creían, que el idiota era yo, pues no, la
muy pendón se iba y se venía,
poniéndose las botas, con el menos idiota
de los dos.

Y ¿saben qué les digo?
aquel idiota y yo nos hicimos amigos, el
día que Maruja nos dejó... por otro
idiota.

Pero... qué hermosas eran mi
segunda mujer y la primera. ¿Ustedes me han
mirado? pedirles, además, que me quisieran,
¿no les parece que era pedirles demasiado?

Mi tercera mujer era, señores de todos los
amores que he perdido el que más me ha
dolido. ¿Adivinan? Se llamaba Dolores.

Pero, el día de mi cumple, mi amorcito me
dijo: "Aunque eres malo, Joaquinito, te
traigo, de regalo, un regalito" Con su santa
inconsciencia se declaró en estado, y yo,
que había jurado morir sin descendencia,
como murió mi padre,a la futura madre,
consternado:

"¡Hay dolores que matan!" le grité dolorido
"¿Y no se te ha ocurrido pensar que tu
marido hubiera preferido otra corbata?"

Fue niña, niña pija, ni siquiera
varón!. Por fin, con veinte años, se
la llevó un extraño, y no
perdí una hija, gané un cuarto de
baño.

¡Con perdón!
Sofía me aliñaba, Maruja me
adornó, ya solo me faltaba tomar clases de
parto sin dolor y con Dolores.

Pero... qué hermosas eran las tres, y, sobre todo, la tercera
¿Ustedes me han mirado? pedirles,
además, que me quisieran ¿No les
parece que era pedirles demasiado?